Cada vez, son más las personas que sopesan como una posibilidad real acudir a países en vías de desarrollo para pasar las vacaciones de verano como voluntarios en un proyecto de una ONGs. En consecuencia, cada vez son más las demandas de información que tanto empresas como organizaciones del tercer sector reciben sobre los programas de voluntariado internacional y por ello, son muchas las ofertas que se comunican para este tipo de actividad.
Voluntariado corporativo
En este post nos centraremos en el llamado voluntariado corporativo, es decir, el voluntariado que ofertan las empresas, normalmente grandes empresas que, escuchando las inquietudes de sus empleados, se ponen en contacto con organizaciones del tercer sector para desarrollar un programa de voluntariado personalizado. Normalmente estos programas están ubicados en la estrategia corporativa de RSC, dentro de la línea de trabajo con stakeholders, en este caso empleados y ONGs. Pueden enfocarse, bien como una cuestión puramente cosmética, bien como un enfoque más comprometido socialmente. Como veremos a continuación es importante este matiz porque según la orientación y el enfoque nos dará un sentido ético o no.
Para abordar una reflexión general, deberíamos hacernos algunas preguntas previas:
- ¿Es real la expectativa creada por parte de las empresas sobre el “valor” de la ayuda que vamos a desarrollar?
- ¿dónde está la fortaleza de mi empresa, cuales son los pilares del programa de voluntariado corporativo?
En estas preguntas está la clave ética de estos programas y en ambas podemos tener dos respuestas. Un programa cuyo principal valor es el producto de la compañía con la intención de promocionarlo con una dudosa ética en el uso de este tipo de proyectos, y por otro lado, podemos tener como respuesta que el principal valor de una empresa es el capital humano y por tanto el programa estará basado en la aportación que las personas de la organización pueden desarrollar. Siempre dentro de las prioridades que la ONG establezca como necesarias en la zona donde se desarrolla el proyecto y no según las peticiones que la empresa realiza.
En el primer caso el voluntariado se desarrollará en torno a los productos creados por la empresa y su promoción, mientras que en el segundo, conforme a las capacidades de las personas y con una intención de compromiso a largo plazo y por tanto una opción ética.
Compromiso ético
Pensemos por ejemplo una empresa de tecnología de instalación de paneles solares. Desde este ejemplo, podemos ver dónde hay una opción real de ayuda, y por tanto un compromiso ético, y dónde no. Una acción de voluntariado que busque solamente imagen se centrará en la instalación en un territorio de estos paneles por parte de los trabajadores que se desplazan al terreno para dotar de luz a una comunidad que antes no la tenía y además con energía limpia. La acción finaliza aquí sin vinculación posterior para mantenimiento, etc y solo continuará con acciones de promoción, como un video corporativo, artículos en el boletín electrónico externo e interno, etc.
Sin embargo esta misma acción puede ir más allá de una acción cosmética. Podría quedar completada con el compromiso a largo plazo y por tanto mantenimiento de la instalación, renovación gratuita de piezas que se rompan, dotar a la comunidad de formación para el mantenimiento e identificación de posibles fallos, revisiones de instalación periódica, etc, y por tanto asegurar la utilidad del proyecto a largo plazo con un compromiso adquirido con sus empleados, con la ONGs y la población beneficiaria del proyecto.